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Bien. Entonces llenaremos el tanque y daremos un paseo hasta un lugar más
elevado.
Rianna se limitó a asentir. Estaba muy apagada, y él se sentía irritado
precisamente por ese sentimiento de culpa. Tenía que encontrar el modo de suavizar
la tensión.
¿Puedo probar una galleta? Huelen de maravilla.
El placer que iluminó su expresión le puso un nudo en el estómago. Ella le
ofreció una sonrisa junto con las galletas y el nudo se apretó, síntoma de que
empezaba a acercarse demasiado.
Son de las que compras en una barra para cortar y hornear le advirtió.
A caballo regalado no le mires el diente contestó él, y con unas cuantas en
la mano, volvió a ocuparse del timón.
Repostar no les llevó mucho tiempo. Cuando terminaron, Kyle maniobró para
amarrar el barco y Rianna, cargada con su enorme bolso, emprendió la marcha por
un serpenteante camino que subía colina arriba.
Coches y personas transitaban el camino, pero nadie les prestó mucha atención.
No eran más que otra pareja de veraneantes. Ascendieron durante media hora y se
acomodaron en un banco de madera para llamar a Sullivan.
La llamada ha sido desviada le dijo . No debe de haber llegado aún a
casa.
Kyle acercó la cabeza para escucha la conversación, pero el movimiento lo puso
demasiado cerca de ella, tanto que pudo oler el perfume floral de su champú. Su
pulso reaccionó y oyó el clic de la conexión.
Sullivan.
Escaneado por Marisol F y corregido por SCC Nº Paginas 48-130
Barrer, Becky El riesgo del amor
Soy Fantasma.
¿Estáis bien?
Sí. ¿Cómo va todo»? ¿Tenéis ya a Gregory?
Todavía no contestó Sullivan en tono apesadumbrado.
¿Por qué? preguntaron al unísono.
El fiscal ha presentado la acusación ante el juez, pero estamos esperando una
orden de registro para sus propiedades. En cuanto la tengamos, lo arrestaremos. No
queremos darle la oportunidad de destruir pruebas. Queremos pillarlos por sorpresa
y que no puedan esconderse tras un montón de abogados caros.
Parece un buen plan dijo Tremont.
¿Hay algo más que deberíamos buscar, aparte de la información de sus
empresas?
En el ala noreste de la casa están mis habitaciones explicó Rianna . El
armario tiene una barra circular con una sección central dispuesta para zapatos. Ahí
encontraréis las cintas de vídeo que no me he podido llevar. Son cinco. Es importante
que busques una que está etiquetada como «Fiesta» y que la guardes tú. El resto
puede quedarse en la Agencia.
¿Y por qué quieres que la guarde yo? Ya sabes que las pruebas no serán
válidas si no se confiscan legalmente durante el registro.
No tiene nada que ver con las pruebas insistió ella . Es personal y muy
importante, Donald. Tienes que llevarte las demás y guardarme ésa. No se la confíes
absolutamente a nadie.
Está bien.
¿Lo prometes?
Lo juro. Vamos a atraparlo.
Kyle notó que Rianna se relajaba. Durante la conversación no se había dado
cuenta de lo tensa que estaba. La curiosidad que le inspiraba subió unos cuantos
grados más. ¿Qué clase de cinta podía querer que se ocultara? ¿La incriminaría a ella
personalmente? ¿Sería quizá una grabación de sexo entre los dos? La posibilidad le
encogió las tripas.
Podía tratarse de alguna desviación de Haroldson, o alguna grabación de ella
sin su consentimiento o en una situación comprometida, y por eso no quería que
llegase a manos desconocidas.
Tenemos que irnos le dijo a Sullivan sin poder contener una nota de rabia
en la voz . ¿Ahora, qué?
No os dejéis ver y llamad mañana hacia la misma hora. Espero tener noticias
que daros.
¿Sigue diciendo Haroldson que su novia ha sido secuestrada?
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Barrer, Becky El riesgo del amor
Sí, pero no he tenido que descubrir la identidad de Rianna. Alguien le sugirió
a la prensa otra posibilidad.
¿Qué posibilidad?
Que la novia de Haroldson no ha sido secuestrada, sino que ha huido con su
amante, un hombre mucho más joven.
Kyle miró a Rianna enarcando las cejas y ella bajó la mirada.
No serás tú el responsable de ese chismorreo, ¿verdad?
La respuesta de Sullivan fue toda inocencia.
Yo me limito a mantener informados a mis colegas de Carolina del Norte. Y
ya sabes que los medios siempre están deseosos de un poco de carnaza.
Kyle sonrió mirando otra vez a Rianna. A ella también parecía complacerla la
táctica de Sullivan.
Parece que lo tienes todo bajo control. Mañana te llamaremos se despidió y
colgó . ¿Quieres llamar a alguien?
Kyle negó con la cabeza y se preguntó si alguien más, aparte de Sullivan, se
preocuparía por ella. Durante sus años como agente, le había resultado imposible
mantener una relación íntima, pero la verdad es que él siempre había sido un
solitario.
Excepto Margie. Pocos amigos aguantaban largas ausencias, pero ella siempre
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